El antes de Paola
Hola a todas y todos, donde quiera que se
encuentren, espero estén bien. Hoy les traigo este nuevo post. A decir verdad,
me costó un poco recordar algunas cosas que aquí les cuento, pero me esforcé
por traerle la historia al mejor detalle posible.
Antes que comenzará a redactar esta publicación, no
sabía por dónde iba a comenzar, por cual sería el tema que tenía que abordar
para que me conocieran. Por eso decidí por hablar de mis inicios, pero no me
refiero a la primera vez que me puse ropa de mujer, que fue una experiencia muy
interesante para mí, y que, sin lugar a duda, cambio el curso de mi vida; más
bien les cuento de cómo era antes de que este gusto se desarrollará. Lo que les
contaré se que les llamará mucho la atención, porque sabrán como me comportaba
de niño, cuales eran mis gustos y muchas curiosidades acerca de mí.
Yo se que se han de preguntar cosas como ¿Por qué
te gusta vestir de mujer? ¿Por qué eres travesti? ¿Te gustan los hombres? ¿Qué
te gusta hacer cuando te vistes de mujer? ¿Cómo te comportas vestido de mujer?
¿Quieres vivir como mujer? etc. Son cosas que iré respondiendo, así que no
coman ansias, les prometo contarles muchas cosas acerca de mí, porque ese es el
propósito de este blog. Apenas es el principio de un largo camino, donde aprenderán
mucho de mí, y yo recibiré y escucharé todos sus comentarios y sugerencias.
Las anécdotas que les voy a compartir, se desarrollan
desde los tres años, donde comienzan los recuerdos de mi infancia, hasta los 10
años, que fue cuando me vestí por primera vez. Espero que no les aburra, que
pienso que no porque eche mano de mis mejores recursos, mi creatividad y mucho
amor, para que desde el inicio no se despeguen de la lectura.
Parte I. De dónde vengo
Como bien les dije, mi nombre no es Paola, es el
nombre que me puse para asumir esta personalidad como travesti, y está
inspirado en el mismo significado del nombre: "la más pequeña". ¿La
razón?
Nací en el seno de una familia humilde, soy el
menor de un total de 6 hermanos, 5 hombres y una mujer. Por ser el menor era el
más consentido, bueno aún lo soy a mi actual edad, 22 años. Puedo decir que
tuve la mejor infancia, a pesar de que algunas veces había carencias, no
siempre fue de que hubiera dinero para todo, pero aun así mis dulces y juguetes
nunca faltaron para alegrarme y claro, lo más importante, el amor de mi papá y
de mi mamá.
El apoyo que me han dado mis padres ha sido lo más
importante, gracias a ellos he logrado superar muchos obstáculos, sobre todo en
mi infancia, donde me costó aprender a caminar y luego adaptarme a que tenía
que convivir con otras personas. Nunca me dejaron, dieron su mejor esfuerzo,
gracias a ellos y a Dios hoy estoy aquí, de pie, con la mejor actitud, con
muchas metas por cumplir, y aunque mi papá ya no esté aquí, nunca dejo de
seguir sus enseñanzas que me dejo, el siempre me cuido y dio todo por mi, para
que fuera feliz y eso se lo agradezco muchísimo.
Mi mamá es la que hoy esta conmigo, apoyándome como
siempre; no sabe de este secreto, espero algún día poder decírselo, tengo miedo
de su reacción, muchas cosas me detienen, pero tendré que llenarme de valor
para confesarle. La quiero mucho y es lo que mejor que Dios me ha dado en mi
vida, por eso quiero que sepa y este conmigo, que me apoye; no merece que
le mienta.
No quiero ser muy sentimental, que la verdad así
soy, pero los párrafos anteriores están dedicados a mis padres, los quiero y
respeto. Esa es mi forma de ser, es lo que tengo en mi corazón, y lo escribo
con el fin de que ustedes vean mis más profundos sentimientos, de que conozcan
a una persona por lo que lleva dentro, y no por cómo se ve, se viste o aparenta
ser. Podré ser travesti, pero eso no me quita ser alguien amable, sencillo,
alegre, empático, tolerante, amigable y sobre todo ganas de vivir dando lo
mejor para dejar un recuerdo de mi bella persona.
Parte II. Mis primeros años
Se han de preguntar, si le gusta vestirse de mujer,
entonces ¿Será que desde niño le gustaban las cosas de mujer, jugaba con
muñecas, se vestía de mujer a escondidas, se comportaba como niña? La verdad es
que no es así, mi infancia transcurrió con normalidad, aunque tal vez de
repente haya cosas que los hagan pensar ¡por eso se viste de mujer!
Desde mis tres años, jugaba con carritos y muñecos
de acción. Era de cuidar mucho de mis juguetes, los tenía bien ordenados en una
caja, cada vez que jugaba los sacaba y cuando terminaba los volvía a guardar.
Siempre que salía, cuando se daba la oportunidad, y pasaba por algún lugar en
donde vendían juguetes, quería uno nuevo y no aguantaba las ganas de pedirlo.
Mi papá era el que más me consentía con comprarme lo que quisiera.
Con la ropa que usaba, no recuerdo mis gustos, que
igual me ponía lo que me compraban, y de las caricaturas que veía tampoco recuerdo
bien. Después de los 5 años ya recuerdo mejor estos gustos, pero no son nada
fuera de lo normal, son cosas que todo niño de mi edad usaba o veía.
Durante el Kínder tuve muchos amigos, con los que
fue conviviendo poco a poco y cuando me di cuenta ya era parte de una nueva
realidad, donde ya era diferente, pasé de ser timidito y reservado, a ser más
social. Fue muy bonito esa etapa, donde todos éramos inocentes y no nos
preocupaba nada. Tenía tanto amigos como amigas, aunque eran más los amigos,
que eso siempre sucede, hay más niños que niñas.
Cuando me quedaba solo, claro en compañía de un
hermano, cuando mi mamá y papá tenían que salir hacer algún mandado, yo me
quedaba triste, veía eterno el tiempo de espera a su regreso. Recuerdo que
hasta a veces me soltaba en llanto, no podía perderlos de vista, era muy
apegado a ellos. No siempre me llevaban, y cuando iba, era porque no querían
que me quedara triste. Pero también no querían que los acompañara porque lo más
seguro era que iba a pedir que me compraran algún juguete.
En fin, en esta etapa de entre los 3 y 6 años,
parece todo normal, muy apegado a mis padres, un niño que le gustaba las cosas,
que a todo niño le gustaría. Sin embargo, hubo algunas situaciones fuera de lo
habitual. Y creo que aquí comienza lo bueno....
Parte III. "Hubiera sido
niña..."
La frase "hubiera sido niña" es algo que
me marco mucho, sobre todo porque es algo que, al escucharlo a corta edad, tenía
3 o 4 años, resulta confuso y hecho a volar mi imaginación. No recuerdo a detalle
ese momento, y otros semejantes, aun así, son palabras que siempre han estado
en mi memoria y esto es lo que más se me viene a la mente cuando trato de
recordarlo.
Mi mamá y mi hermana se encontraban platicando,
mientras me encontraba bañando. Como el cuarto donde se encontraban ellas y el
baño eran contiguos, yo podía escuchar todo. Platicaban de muchas cosas, cuando
de repente empiezan hablar de mí, me quede atento porque quería saber que iban
a decir. La sorpresa que me lleve. Recuerdo bien que mi mamá empezó a decir que
lo que esperaba tener era una hija, ya que somos puros hombres y una mujer. En
el momento que escuche eso, me quede pensando, "¿Cómo me vería si fuera
niña?"... Creo que eso detonó lo que hoy soy, pero al instante no pasó
nada más, terminé de bañarme y salí, es todo lo que recuerdo. Como era niño, no
fue algo que se me quedará en la cabeza permanentemente, cuando quería surgía ese
recuerdo y me traía ideas que, para mi edad, eran desconocidas, raras, pero con
un cierto agrado.
Pasó un tiempo, igual seguía teniendo 3 o 4 años, y
mi mamá y hermana platicaban de nuevo, igual yo en el baño y ellas en el
cuarto. Ahora la plática no me involucraba, pero hablaban de regalos y cosas
para niñas. Entonces, después de terminar de bañarme, entre al cuarto y cuando
vi a mi mamá, que ya estaba sola, le pregunte "¿Por qué yo no uso
falda?" Recuerdo que se quedó pensando en que responderme, obviamente la
pregunta le extraño, al final me dijo "eso solo es para las niñas, los
niños usan pantalón" o al menos eso recuerdo.
Y, por si fuera poco, a la misma edad que les
mencione, le pregunte a mi mamá que "¿Por qué no me compraba muñecas?
Nuevamente se quedó pensando que decirme, aunque básicamente me repitió que eso
son cosas de niñas. Y solo fue esa vez se me ocurrió, pregunta de niño
inocente, de ahí en fuera no volví a pensar, ni preguntar, en cosas de niña.
Con estas tres cosas, primero que mi mamá quería
que fuera niña, segundo que me diera curiosidad saber cómo me vería si fuera
niña y tercero que me entrará la idea de tener cosas de niña, ¿Sera que esto
hizo que naciera la curiosidad por vestirme de mujer? Yo pienso que en parte
si, debido a que dio motivos para llegar a pensar en eso, sin embargo, soy de
la idea de que nací para esto. Eso sí, es innegable que, al escuchar esas
palabras, detrás de las paredes, si puede ser confuso para un niño, y más si lo
vuelves a escuchar; al menos 2 veces más se repitió entre los 6 y 12 años, y
una vez más a los 18 año. Conforme crecía y escuchaba esas palabras, se
alimentaba la curiosidad de saber cómo me vería con ropa de niña. A veces, no
siempre, me pasaba la idea de probar como me vería con ropa de niña, pero eran
pensamientos que desaparecían rápido, no duraban mucho en mi mente. tampoco
modificaban mi conducta. Al final todo esto se acumuló al grado que tuvo que
salir.
Parte IV. "Pareces niña
llorando por cualquier cosa..."
A partir de este momento, dejamos mis recuerdos de
los 3 a 6 años, y entramos a la etapa de los 6 a 10 años. Ya era más grande, y
para mi edad, ya había vivido cosas interesantes. Ahora toca el turno de hablar
otras experiencias que, al menos para mí, son relevantes.
La primera tiene que ver con una vez que me
hicieron llorar en la escuela, tenía 9 años. Todo comienza cuando un día me
llama la atención comprarme una lapicera de Winnie Pooh. Así como leen, una
lapicera de Winnie Pooh. La verdad me gustaba mucho esa caricatura, y me llamó
la atención comprarme algo referente a ese personaje, no lo percibía que fuera
algo exclusivamente de niña, pero si era un personaje dirigido más para niños
pequeños, y yo ya estaba algo grandecito. En fin, me compré esa lapicera,
después de pedírsela a mí mamá. Aun recuerdo cuando fuimos hasta la papelería para
adquirirla, estaba lleno de emoción, era muy bonita, tenia dos compartimientos,
era verde con azul, y traía varios personajes de esa caricatura. Solo que había
un problema, cuando ya la tenía lista, con todos mis colores, lápices y
lapiceros, para llevarla a la escuela a estrenarla, me quede pensando en que
dirían mis compañeros al verla, cuando la tenga que sacar para utilizar mis
útiles escolares. Me entro esa duda, y me dio miedo en solo pensar que se
burlarían, por usar una lapicera con esos personajes, cuando todos los niños,
traían lapiceras de personajes de acción o de cualquier otro personaje, que
fueran de niño. Cosa muy rara, pero sí sabía que, en el fondo, eso no iba tan
acorde que digamos, que la verdad al día de hoy pienso que traer una lapicera
con ese personaje no significa que el niño sea “afeminado”, pero me gustaba y
yo quería usarla, así que no me detuve a llevarla a la escuela, solo era
cuidadoso a la hora de sacarla, cuidando que nadie la viera. Siempre tuve mucho
cuidado al momento de sacar algo de mi lapicera, hasta que llego el día que más
temía.
Un día tuve que sacar un lápiz, para realizar la
actividad que nos había pedido la maestra, que por cierto era muy linda persona
y guapa. Tenía un amigo que era muy molestoso, nos llevábamos bien, nunca me
había hecho algo o molestado, me senté justo delante de él y ese fue mi error.
Inmediatamente de que saque la lapicera, se dio cuenta de que personaje traía
estampado, me la arrebato de la mano y me pregunto qué porque usaba una
lapicera así, no respondí nada, solo le dije que me la devolviera. En ese
momento yo estaba muy nervioso, no quería que nadie más la viera, y le insistía
que me la devolviera, en voz baja, pero no me la daba. Entonces me dijo que era
una lapicera para niñas y me pregunto si yo era una niña, tampoco le respondí
nada, le seguía insistiendo que me la devolviera, fue el momento cuando empezó
a decirme que era una niña, decía: ¡es niña! ¡es niña! ¡es niña! No soporte
esas palabras, me sentí muy triste por eso, no aguanté más y empecé a llorar.
Todos voltearon a verme, niños y niñas, y la maestra, me dio mucha vergüenza,
que todos me vieran llorando, así que como pude me contuve, mi amigo me
devolvió la lapicera y lo que hice fue ocultarla y hacer como si nada hubiera
pasado, aunque ya el salón completo había visto todo.
Note como mi amigo se espantó, cuando la maestra se
acerco y me preguntó que era lo que pasaba, le dije que no era nada, que todo
estaba bien, ya que no quería meterlo en problemas y tampoco quería hacer más
grande esa situación incómoda. Pero mis demás compañeros habían visto todo, y
sabían la razón por la que me puse a llorar, así que le contaron a la maestra.
Me encontraba super avergonzado, la maestra trató de consolarme, habló con el
grupo de que respetaran a su compañero (a mi), que no se burlaran de las cosas
que trae porque, dijo ella, EL TIENE SUS SENTIMIENTOS. Y si tengo mis
sentimientos, se que no lo dijo con malas intenciones, pero en ese momento tome
esas palabras como sinónimo de niña, porque a esa edad no le hallaba otro
significado. Quería que ese día terminará lo más rápido posible, para irme a mi
casa y olvidar ese penoso suceso, aunque seguía pensando en que dirían los
demás (hasta la fecha de hoy no sé si se acuerden). Pensé que todo terminaría
ahí, pero no, aún faltaba lo peor.
Pasarón algunos días y la maestra convocó a una
junta de padres, para tratar un asunto, creo relacionado a unas cuotas. Lo
primero que se me vino a la mente es que la maestra le iba a contar a mi mamá, no
podía hacer nada para impedirlo, ya que era obligatorio que fuera. El día que
fue la reunión, me esperaba que, por la tarde, cuando llegará de la escuela, me
dijera algo mi mamá. No pasó nada, así que pensé que la maestra no le había
comentada nada y me sentía salvado. Llego la noche, estábamos solos yo y mi
mamá, yo estaba viendo la televisión, ella cocinando. De pronto me empezó a
preguntar unas cosas acerca de la escuela, como no le conteste de inmediato,
porque estaba distraído, se disgusto y me regaño. Yo me sentí mal, y quise
llorar, mire hacía al frente para disimular, pero ella se dio cuenta. Fue
cuando me empezó a decir que la maestra ya le había contado todo, entonces me
dijo: “pareces niña llorando por todo”. Me dio más ganas de llorar, tuve que
aguantar. En si me había dicho niña, y más porque ya una vez anterior me habían
hecho llorar, esa vez había sido porque, según un compañero, yo había escrito
unas groserías y el me hecho la culpa, llore ya que yo no había hecho eso, al
contrario, era el quien lo había escrito. En fin, era muy sensible, y aun lo
soy, pero lloraba cuando me decían algo que, para mí era denigrante, y ese algo
era más la palabra niña. Es algo que recuerdo mucho, y llegue a imaginar, que
ante todos era una niña, porque lloraba por cualquier cosa, no aguantaba,
aunque fuera de juego. Con el tiempo fui cambiando y haciendo más fuerte.
Otra cosa interesante que me pasó, fue cuando un
amigo me acompaño al baño y el me ayudo. Igual fue como a los 9 años, después
del relato anterior. El era mi mejor amigo, para todos lados íbamos juntos,
siempre quería estar a su lado, porque me caía bien. Un día tenía muchas ganas
de ir al baño a “hacer del 2” pero no traía papel, así que me tenia que
aguantar hasta la salida, y apenas era el recreo. Mi amigo se apareció, como me
vio algo extraño me pregunto que me pasaba, yo le dije que no era nada, más el
si se percató que lo tenía era ganas de ir al baño. Me dijo que fuera, le
conteste que no tría papel, entonces me comento que el me podía prestar y le
dije que no, el se quedo pensativo. La realidad era que, y me dio pena
confesárselo, no sabía limpiarme, así como leen tenía nueve y no sabía. Cuando
le comenté eso de inmediato me dijo que él me podía acompañar sin problemas y
que me iba ayudar. Me dio mucha pena, pero no me quedaba de otra ya que no iba
aguantar más, al final de cuenta era mi mejor amigo y yo le tenía mucha
confianza.
Entonces fuimos al baño, entramos y cerramos la
puerta, le dije que la trancará para que nadie viera. Todavía sentía algo de
pena que mi amigo estuviera ahí, pero me dijo que no me preocupará, que iba a
quedar entre nosotros, y que me apurara, porque si no, me iba a ganar las
ganas. Así que procedí a desabrochar el pantalón, bajármelo y sentarme en la
tasa de baño. Le decía a mi amigo que se volteará, porque me daba pena verlo y
que el me viera, no lo hizo, solo le daba risa y me decía que me relajara, y
eso hice. Cuando termine, y llego la hora de que me limpiara, fue cuando sentí
más pena, pero no me podía quedar así, entonces me dijo que me volteará para
que empezará a limpiarme, mientras platicaba conmigo que, porque no sabía aun
hacer eso, le dije que, si sabía más o menos, pero lo que pasa que fuera de
casa no sentía confianza, que lo iba hacer mal. Cuando terminó le dije que estaba
apenado, más el dijo que no había problema, que el me iba ayudar las veces que
fuera posible, que si tenía algo que fuera con el y que me ayudaría con gusto,
que para eso estaba el, mi mejor amigo. Y que de ir al baño no me preocupara,
el tenía hermanitos pequeños y el siempre los ayudaba, ya estaba acostumbrado.
Recuerdo que aun tenia los pantalones abajo y me dijo que esperas vístete
porque ya casi termina el recreo.
En total me ayudo dos veces, a la segunda ya se la
pedí sin pena y el accedió. Nunca sentí alguna atracción hacía el, si es lo que
están pensando, hacíamos muchas cosas juntos, jugar principalmente, todo
sanamente. Una vez creo que hasta bailamos, y lo extrañe mucho cuando salimos
de la primaria porque nos separamos por ir a secundarias diferentes y no lo he
vuelto a ver.
Ahora bien, si hubo alguien que me atrajo, y que cada
vez que la veía me llenaba de alegría, con un poco de nervios. Hablo de una
chica, de mi grupo, era delgada, güerita, estatura media, muy aplicada y
callada. Siempre me dio miedo hablarle, ella no me hablaba, y por eso más miedo
me daba, pensaba que no le era de agrado, que con todas esas situaciones
incomodas me percibía como un niño raro y tonto. Estuvimos a punto de ser pareja
de baile, pero no fue así, disfrute mucho el tiempo en el que practicamos
juntos, vi su sonrisa y me daba esperanzas de que me hablaría, de que empezaría
haber algo bonito, nunca fue así. Casi no me hablaba, más bien nada, me
ignoraba. Nunca pude decirle lo tanto que me gustaba. Con esto que sentía mi
corazón pueden darse cuenta que era un niño normal.
Una cosa que me gustó mucho durante mi infancia, era
tener muchos peluches, aun me siguen gustando. Tenía varios, mi papa, mis hermanos
me regalaban. Yo los coleccionaba, y los tenía junto a mi cada vez que iba a
dormir, no podía perderlos, de hecho, los conserve hasta casi los 15 años. También
jugaba con ellos, yo los adoraba. De esas cosas nunca hable con nadie en la
escuela, porque sabia que no todos lo hacían, pero como nadie me decía nada en
casa, no me preocupa tenerlos. Conforme iba creciendo me iban llamando la atención
cosas muy llamativas, ejemplo de ello es una cartera con brillantes, no era de
niña en sí, era de color verde, que nunca lleve a la escuela por obvias
razones. Todo era discreto, poco a poco se iba asomando un lado que desconocía,
y que ahora conozco, que me gusta porque me identifico completamente con ello.
Hasta aquí son todas las cosas curiosas que me pasaron
durante mi infancia, que si son varias, todo antes de que descubriera mi pasión
por el lado femenino. Espero les haya gustado, cualquier cosa que recuerde más,
las agregare en un futuro. Comenten aquí o por mi pagina de fase, es bienvenido
cualquier sugerencia. En la próxima les contaré como fue la primera vez que me puse
ropa de mujer.
Los quiero a todos, Besos, y cuídense mucho.
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